20/10/12

CAMINO DE SANTIAGO, RECOMENZAMOS



Si es que esto no podía quedar así...

Desde que volví de Logroño -hace unas tres semanas- después de haber hecho estos más o menos 170km del Camino si contamos la salida de una manera poco habitual de Saint Jean Pied-de-Port (unos 200 en realidad), que tenía claro que tenía una deuda pendiente con el Apóstol, con mi bici y conmigo mismo. Aquella primera etapa me hizo recordar lo que se siente cuando te pasas horas solo, pendiente nada más que de tus propias sensaciones y exigiendo rendimiento a tu cuerpo un km tras otro, una subida después de la de antes y antes de la siguiente y viendo cómo responde tu mente, siempre positiva, al cambio constante de paisaje y la sorpresa continua que ofrece un recorrido completamente nuevo para mí, desconocedor total no de esta zona, pero si de estos senderos y los pueblos que atraviesa, lejos de la autopista y del paso de los que, con las prisas del día a día, se pierden -nos perdemos- el sabor del ritmo suave pero constante de la bici.


Y si, dispuesto a recomenzar el camino... pero hay quien no quiso ponérmelo fácil. Llamé el día antes a nuestra inefable y siempre eficiente y competitiva en todos sentidos Renfe, y pedí a la señorita que me atendió "como transportar una bicicleta en el tren Alvia que sale de Barcelona-Sants  a las nosequehora y pasa por Logroño "y me contestó amablemente, eso sí, que empaquetada y sin pedales no tendría ningún problema. Y yo, corriendo a Fanàtik a que me dieran una caja de bici y me explican cómo se gira el manillar y se desmonta los pedales... y es que os recuerdo que hace sólo unos meses que tengo bici y no me había planteado nunca que los pedales algún día deberían desmontarse... tal como temo el día en que una rueda pinche, ya que, corredor como soy y que nunca he tenido pinchazos en las zapatillas y si los he tenido no me ha dejado tirado, no me entra en la cabeza qué pasará si llega el caso.


Pero bueno, a la mañana siguiente, muy temprano, noche aún ya cogía el tren de alta vellosidad de Vic a Barcelona y aquí ya comienza el espectáculo: el revisor me pega la bronca por llevar una caja tan grande -que si es una bici la tengo que llevar rodando- (y yo qué más quisiera)- y que sea la útima vez- Y por dentro me pregunto, mientras miro el vagón inmenso ocupado sólo por una pareja de ancianos y yo: realmente molesto tanto? O es que este señor debe justificar su sueldo de funcionario malhumorado y me lo quiere hacer pagar a mí? O es que hoy no ha cagado? O quizás le hace falta otra cosa? No, malpensado! Después lo entiendo, durante el trayecto el tren va parando y cuando llego a Sants, quizás ya somos... 10 dentro del vagón... con esta multitud, ahora si que debo estorbar!

Bueno, arrastrando el paquete de la bici, que de tan grande parecía sacado de un capítulo de "superestructuras", por el vestíbulo de la estación de Sants voy hacia el tren que nos ha de llevar a La Rioja. Sólo de verme llegar y mientras hacía la cola, el digamos "responsable" del tren ya pone cara de "yloquevoyadisfrutarahoraconestegilipollas", pero esperó, paciente, a que me tocara, ni antes ni después para poder disfrutar durante más tiempo de su gran momento de gloria, para decirme con pocas palabras, mucha chulería y un enérgico golpe de cabeza, que ya podía dar la vuelta, que a su tren, si "A SU TREN" no subía con aquella caja. Que con una pistola vale, pero que con esa caja horrorosa, desprovista de glamour y grandiosamente grandiosa no. De nada me sirvió empezar explicando con calma y educación que una compañera tuya, por telefono, ayer mismo me dijo que tenía que venir así. De nada me sirvió tampoco, acabar diciéndole con mal humor y la voz un poco alta que a ver si se aclaran entre ellos y que qué podemos esperar de un país que tiene un servicio público de transporte como aquél y unos funcionarios como él. Pero nada. No me sirvió de nada aparte de para calentarme la sangre.

Al final, cambio de billete de un Alvia que debía llegar a la capital riojana alrededor de las once de la mañana, a un regional (lo llaman así) que me dejó, después de cambiar de tren en Zaragoza, pasadas las 5 de la tarde, pero en el que, curiosamente, no hacía falta llevar la bici empaquetada, y por tanto ya la había montado y antes de llegar ya me puse el "traje de luces" para poder, sólo bajar y con un calor aún bastante considerable, empezar a pedalear hacia Santiago, aunque, como ya era tarde, me tuve que conformar con llegar a Santo Domingo de la Calzada, 55 km más allá de Logroño donde antes de ir hacia el hotel, hice bajar una cervecita con unos frutos secos que después de un día como aquel, me medio reconciliaron con el mundo. El otro medio, después de ducharme, obra de un "chuletón" tamaño olímpico.

Y a dormir, que mañana, el trabajo comienza pronto y el día será largo.



2 comentaris:

ser13gio ha dit...

A ver si vas a empezar a contar las historias bien ahora, te está quedando ameno, sigue así.

Me niego a comentar la 'autosuficiencia' de birra y chuletón, te estás haciendo mayor, ya vas en plan cinco tenedores por el mundo, se acabaron las miserias de las barritas y los liofilizados.
s

Jaume Tolosa ha dit...


A ver señoria.

-¿Donde ha visto vd que diga que este viaje será efectuado en autosuficiencia?

-¿Y no es menos cierto que ya avisé que las birras y los chuletones caerian a miles, que digo miles, a cientos?

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