28/8/12

GOBI MARCH 2011 (ESP)

Soy cojonudo. Cuando acabé la GOBI MARCH 2011 escribí un reportaje sobre la carrera que sé publicó en PLANETA RUNNING en castellano y en la revista MARATHON en catalán. No lo había colgado en el blog por eso de guardarles el privilegio de la exclusividad y agradecer el detalle de publicarlo en estas dos importantes revistas del sector y que tanto aportan a nuestro pequeño mundo de los deportes sin balón, pero evidentemente con la idea de publicarlo aquí más adelante para que quede al alcance de quien quiera leerlo y no tuvo acceso a las ediciones en papel.
Pues con la tontería lo olvidé y hace ya más de un año de la carrera y bastantes meses desde la publicación de las dos revistas.

Disculpen la demora.

Gobi March 2011 

No se donde leí que en el desierto del Gobi llovía una vez al año. Joder, ya es mala leche. A mi me ha llovido lo de los próximos 5.

En la montaña, tiritando por la noche, y cuando bajamos al desierto, sumado a un calor extremo, esa dosis diaria de humedad lo hizo increíblemente duro, rozando lo insoportable. Por otro lado, después de tantos días allí, el que nos vendieron como el desierto mas ventoso del mundo, en este aspecto nos estaba respetando...hasta la última noche, en la que una increíble tormenta de arena que amenazaba con llevarse por delante todo lo que pillara nos convirtió a todos en croquetas humanas. Puajjj, que mal sabe la arena en la boca, pero que bien sienta en la piel, y en la mente.

Un poco de todo en una carrera...mejor dicho, un mucho de todo en una carrera que como todas la que he corrido, ha dejado una huella en mi memoria que difícilmente se borrará por mucho que llueva o por muy fuerte que sople el viento.

Ahora, bastantes días después y analizando lo que fue, me doy cuenta de que es mi primera carrera por etapas en la que todas ellas han sido diferentes entre si.

El campamento de salida estaba situado en un prado verde, rodeado de árboles a la afueras de un pueblecito en el que destaca entre las humildes casas una mezquita toda alicatada en verde que nos recuerda que la zona de China en la que estamos es musulmana. Nuestra última cena antes de comenzar la carrera también contrasta con el verde de la mezquita, ya que en ella predomina el rojo del jamón y el sabor intenso del chorizo.

A partir de aquí 6 etapas, día tras día, que nos van a poner poco a poco a cada uno en su sitio. Todas con encanto, unas más que otras, todas por hacer y con un único objetivo: poder salir en la de mañana. Cada día el mismo objetivo, y al acabar, cada día la misma recompensa: la gente, el ambiente, el paisaje duro pero encantador. La suma de todo hace que estemos tan enganchados a estas carreras.
 


La primera etapa empieza con 10 Km. de continua, aunque suave ascensión y acaba con 27 Km. más de constantes desniveles dignos de una carrera pirenaica. El sol aprieta fuerte pero aun es soportable. Este calor a más de 2200m nos estaba avisando de lo que nos encontraríamos al llegar, en la etapa 5, al punto en el que el road book nos indicará como el segundo mas bajo de la tierra, a casi 200 m bajo el nivel del mar.

Siguiendo mi filosofía de carrera empiezo prudente, pero sin perder de vista los puestos delanteros. No se donde acabaré, ni si acabaré esta carrera. 250 Km. pueden estar llenos de sorpresas y problemas, pero quiero intentar estar delante. He entrenado para ello y aunque llego medio lesionado de la rodilla no me voy a ir sin intentarlo. Al final, llego segundo a 5 minutos del primero, un australiano muy duro que ya dejaba las cosas claras nada más empezar.

La segunda etapa tenia que ser pura montaña, pero el día amaneció con una niebla que no deja ver a dos pasos y después de mucho esperar la organización decide cambiar el recorrido y los 40 Km. de alta montaña --teníamos que llegar a 2700m-- se convierten en 21 de pistas fáciles y rápidas bajo una lluvia suave pero persistente que nos deja a todos calados y después de cruzar un río con el agua a media tibia, con las zapatillas chorreando. Un lujo, vaya. Y por la noche una tiritera de campeonato. Temprano al saco y a descansar.
 

El tercer día, después de 5 Km. por el cauce pedregoso de un río, cruzándolo una y otra vez para mantener los pies bien mojados, empezamos a subir una pista de montaña que nos tiene que llevar, después de 10 o 12 Km. de subida constante y otros tantos de bajada a fondo a las puertas de un desierto que empieza a hacer daño al pelotón. Los últimos Km. son asfixiantes y no todo el mundo los soporta, mas aun viniendo de pasar una noche muy fría en la montaña. Acabo segundo y sigo segundo en la general, pero el líder de la carrera cada vez un poco más lejos. Acabamos en un pueblo y como curiosidad hoy no dormiremos en haimas, hoy dormimos en casa de los habitantes del pueblo. A los de mi tienda, la 15, que comparto con otro catalán, Ramón, un gallego, Julio, junto con 3 australianos y tres norteamericanos nos corresponde la sala de estar de una de estas casas. No hay sofás, no hay nada de lo que tenemos en nuestras salas de estar. Solo un suelo duro donde poner la esterilla y el saco de dormir. Hace calor. El ambiente es bochornoso pero la opción de dormir fuera se desvanece cuando empieza a llover. Y dale con la lluvia!


Después de levantarnos a las 3 para un transfer de 3 horas en bus al comienzo de la 4ª etapa, a las puertas de un erg de dunas espectacular y acompañados como no, por unas gotas de lluvia que no llegan casi a mojar el suelo, se da la salida. La primera hora y media con nubes y cuatro gotas que se agradecen pero que cuando sale el sol te das cuenta de la trampa mortal que ha supuesto. El calor empieza a ser asfixiante, los controles de paso parecen cada vez mas lejos y acabadas las dunas, el terreno se convierte en una trampa de arena compacta que se rompe bajo tu peso y te hundes de tal manera que avanzar se convierte en un suplicio. Andar es prácticamente imposible. Correr, aun siendo la mejor opción, te castiga las piernas y convierte los kilómetros en millas que no acaban nunca. El agua se acaba mucho antes de llegar al siguiente CP. Hay que ser prudente. Voy segundo pero aflojo un poco. Me pilla un sudafricano casi llegando a meta. Me da igual, tengo margen de sobra sobre él en la general. Llego a meta y el sudafricano está pagando el esfuerzo tumbado en el suelo, semiinconsciente. Los doctores rociándole con agua para bajarle la temperatura y dándole bebidas isotónicas a sorbos para volverle en si. El cuarto llega a los pocos minutos y duplica el trabajo médico al caer también inconsciente y en medio de convulsiones. Damon, el líder, y yo intentamos ayudar como podemos y coincidimos en un detalle: no vale la pena llegar así, ninguna carrera ni ninguna clasificación justifica poner en riesgo tu vida.

Finalmente llega la etapa larga. Hoy tocan 80 km. Si hemos corrido por montañas preciosas y mares de duna espectaculares, ¿qué podemos encontrar hoy que haga esta etapa diferente? Asfalto, campos de melones, rectas interminables y un calor que, después de la dosis de lluvia matutina, se convierte en lo mas duro que he soportado en mi vida. El agua de las botellas no se puede beber, y si intentas refrescarte con ella te arriesgas a quemarte la piel. Viendo que la primera posición se está convirtiendo en inalcanzable y teniendo un margen de casi una hora con respecto al tercer clasificado me limito a pasar esta etapa lo más "cómodamente" posible y sufriendo sólo lo indispensable, para llegar a meta en segundo lugar junto al tercer y el cuarto de la general. Fue una etapa tan absolutamente fea y falta de carisma que aun siendo larga no merece ni darle una sola línea más. Después de mas de 15 horas de sufrimiento llegar al campamento fue un lujo. Volvemos a estar en el desierto. La imagen de las montañas de arena calma el desengaño que he sentido al correr asfalto y ver una autopista en medio del desierto. La gente va llegando a lo largo de todo lo que queda del día, y aún después de anochecer el goteo de almas en pena que han soportado horas y horas de sol y calor va llenando el campamento.

El día de descanso viene bien a todo el mundo. Algunos todavía van llegando. Los más aprovechamos para dormir, curarnos los pies y hablar y hablar. Gente de un montón de países diferentes tiene mucho que contar y tú mucho que compartir con ellos. Es un día también duro para mi, ya que no suelo cargar mucha comida para esta jornada y sabiendo que mañana ya solo quedan 14 Km., siempre decido que este día estaré en semi ayunas y así rebajar el peso de la mochila.
 

La última noche, como decía antes, una tormenta de arena intenta hacernos el sueño imposible. Lo consigue con muchos. Conmigo no. Lo último que recuerdo es taparme la boca y la nariz con el buff y encerrarme dentro del saco. Si desaparece la haima me da igual, pero si hay que dormir....se duerme.

Finalmente la última etapa. Es como un sueño, pero no: es real. Arrancamos y después de un par de kilómetros estamos corriendo entre montañas de arena. Parecen dunas compactadas. No muy altas pero lo suficiente para tener la sensación de correr dentro de un cañón. En la base un sendero donde no te caben los dos pies juntos. Sensación de velocidad. 4 tíos, uno detrás de otro corriendo sin parar. Sin levantar la vista. Ya nada que ganar en la clasificación final. Tampoco nada que perder. El camino sube, subimos a fondo. El camino baja, y aun baja más, y se descuelga casi vertical y nos lanzamos al vacío. El polvo que levantamos no te deja ver al que va delante y masticas arena. Pero da igual. Ahora ya todo da igual. Estoy disfrutando de un premio. Llevamos mucho rato dentro de estos cañones. Deben faltar solo 5 Km. para acabar la Gobi March 2011. Llevamos casi 250 Km. en los pies, en las piernas y en la espalda, pero sobretodo en la cabeza y en las retinas. Ahora el camino sube casi vertical. El grupo se corta. Ahora baja a muerte. Me quedo solo. Mejor. Quiero sentir estos últimos Km. a mi aire. Bajo desbocado. Me siento volar. Feliz.

Menos de 1 km. Salgo del cañón y se me pone la piel de gallina y los ojos me quieren traicionar. Se humedecen pero no les dejo. Delante mío, en medio de un valle rodeado de montañas de arena compacta y rojiza, aparece un impresionante templo budista. En medio una pancarta, "GOBI MARCH 2011", la línea de meta. Fin de un sueño, o principio de otro, no se. Solo se que soy Finisher de otra gran carrera, de otro gran reto. Y en segunda posición. El primero de los perdedores dicen. Pero no es cierto. cuando acabas una carrera de este tamaño has ganado, y has ganado muchas más cosas de las que puedes imaginar.

Jaume Tolosa, julio del 2011

 

3 comentaris:

Anònim ha dit...

INCREÍBLE crónica.

Gracias por publicarla.

Un saludo y kilómetros.

Sport Swag ha dit...

Gracias Jaume, ..me ha encantado recordar estas emociones.....

Jaume Tolosa ha dit...

Gracias a vosotros por el comentario!!!